9 ª MESA DE REHABILITACIÓN DEL AYUNTAMIENTO DE MADRID
03-10-2017
CONCOVI ASISTE A LA INAUGURACIÓN DE REHABILITAR, ORGANIZADA POR EL AYUNTAMIENTO DE MADRID
05-10-2017

Opinión del presidente: Octubre 2017

El ADN cooperativo.

Ya lo sé, todo no se puedo hacer en Régimen Cooperativo, faltaría más, pero el motivo nunca es por cuestiones técnicas, ni jurídicas y mucho menos económicas, sino porque no todo el mundo entiende o siente la necesidad de cooperar, colaborar y lo que es peor compartir, perdiéndose una magnífica sensación vital, sin llegar a conocer nunca lo gratificante que es sentirse útil y participar en un proceso con alto porcentaje de recompensa Social.

A eso le llamo yo el ADN Cooperativo, que se incorpora y conecta a nuestra estructura y sistema genético, en ocasiones por herencia y en otras, cuando te pica un mosquito en riesgo de extinción, que altera y perfecciona tu secuencia y cadena molecular regulando su uso y desarrollando el irrefrenable impulso cooperativo.

Este impulso es incurable, es decir, crónico y sus síntomas se van incrementando o acentuando con el tiempo, aunque hay que decir que no es dañino para la salud, sino muy al contrario, provoca bienestar, salud mental, autoestima y un alto grado de felicidad.

Desde la FCV creemos que somos uno de esos mosquitos que estudiamos e incluso provocamos con nuestra picadura esta Mutagénesis Ambiental, no mediante componentes químicos, sino por una potente reacción física, que tras numerosos estudios y más de un millón y medio de viviendas entregadas podemos decir que la sensación que se experimenta mediante la participación, colaboración, responsabilidad y rigor, provoca una culturización antes desconocida que puede, en la gran mayoría de los afectados, provocar esta mutación genética de por vida.

Si eso fuera así, si se confirmara que las autopromociones de viviendas en régimen cooperativo consiguen instalar este espíritu en los socios que componen una sociedad de este tipo, la cual les ha permitido diseñar, proyectar, desarrollar, construir y acceder a su vivienda, creo sinceramente, y es mi opinión, que habiendo conseguido lo más difícil que es alterar el ADN de las familias inseminando el espíritu cooperativo, estamos dejando pasar una gran oportunidad de continuar impulsando y perfeccionando estas actitudes al no continuar y no transformar el objeto social, una vez culminado el proyecto inmobiliario, en una actividad de autoconsumo y autoservicio a través de Cooperativas de Trabajo Asociado, Cooperativas de Consumo o Consumidores.

Las enormes fábricas de consumo de energía, generación de residuos, de demanda de servicios que promueven las cooperativas con miles de vivienda en proceso a día de hoy, también lo pueden ser para fabricar empleo, riqueza y mejora de calidad de vida de sus usuarios una vez ha sido finalizado el proyecto inmobiliario.

Sueño con una promoción de vivienda promovida por una Sociedad Cooperativa de Segundo Grado, es decir, una cooperativa de cooperativas, en la que se pueda leer en su memoria de calidades que no sólo proyectamos construir la mejor vivienda con los mejores sistemas contra incendios, climatización, acabados o estructura, quisiera también ver como un cooperativista puede comprobar que su adhesión a la Cooperativa de Vivienda le permitirá acceder a la misma, con un alto grado de participación en su diseño y ejecución, pero con su permanencia al modelo y sistema cooperativo una vez le sea entregada.

Se trata sencillamente de continuar siendo socio cooperativista, disfrutando de los servicios que las sociedades cooperativas adheridas al proyecto, y que le permitirán autogenerar su propia energía, gestionar su propia lavandería, su guardería infantil, su red de transporte escolar, transporte regular que le acerque a su puesto de trabajo, en definitiva su participación y colaboración con las cooperativas de trabajo asociado que de manera profesional mantengan y garanticen el buen estado y funcionamiento de su edificio, mancomunidad y zonas comunes, con servicios de comunicaciones (wifi), restauración, portería, seguridad, limpieza, etc.

Las posibilidades son infinitas, hasta el punto de que un ciudadano pudiera ser el cooperativista promotor, a la vez que el usuario, el consumidor y para cerrar el círculo, incluso en algunos casos, cooperativista trabajador. Todo ello sujeto y protegido por un marco legal que garantiza los derechos y obligaciones de todo el proceso refrendado por un minucioso estudio de viabilidad económico-financiero que le da el soporte necesario para equilibrar costes e ingresos. El resultado, importantes ahorros para las familias incorporadas en su funcionamiento, con retornos y flujos económicos positivos añadidos a altas dosis de bien estar, autoestima y felicidad provocada por la ya referida Mutagénesis Ambiental.