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Opinión del presidente: Noviembre 2024

“Gracias “Voluntarios” por hacerme llorar”.

Hoy no puedo hablar del Sector de la Vivienda, de Economía Social, o nada parecido, no puedo; hoy necesito reflexionar sobre la gran lección que la Dana del pasado 29 de octubre nos dejó grabados en el corazón al conjunto de los españoles y a toda Europa.

Todo pasó en pocas horas. La Dana, esta cruel e imprevisible catástrofe natural dejó a su paso muerte, destrucción, desolación y lo peor de todo, una sensación de abandono totalmente anómala e inhumana.

Sólo malgastaré este párrafo para despreciar y condenar a los indeseables que, con el levantamiento cruel de inexplicables bulos, satisfacen sus enfermas, deformadas y acomplejadas necesidades de protagonismo aumentando la alarma y desesperanza en donde ya parece que no quepa más; a los inhumanos y cobardes parásitos que, justificando su estéril, miserable y aberrante existencia okupan, saquean y chupan la poca sangre que les queda a victimas indefensas; y no me olvido, no, de aquellos políticos que no tienen y nunca tendrán la altura de miras y la sensibilidad que se precisa para estar al lado del pueblo, del sufrimiento y necesidades de las familias, en definitiva, de su gente.

No sin esfuerzo, debo apartar todo lo que diría de estos inmorales individuos; tampoco quiero llorar recordando el terrible balance de las pérdidas humanas, imaginar el impactante daño social con tantas familias destrozadas y desamparadas o valorar el incalculable retroceso económico con miles de pequeños comercios y negocios condenados al cierre, después de toda una vida levantándolos.

Pero entonces, ¿cómo conseguirlo?; ¿sabéis de qué me ayudo?; del colosal ejemplo de solidaridad, humanidad y amor que, todavía hoy, nos dejan miles y miles de personas anónimas que, desde todos los rincones de España, se han trasladado para ayudar a sus conciudadanos que, aun siéndoles totalmente desconocidos, les une el sentido patrio, el humanitario y la incontenible necesidad de ayudar al necesitado.

Es de ellos de quien quiero hablar, y por los que no me importa llorar.

También los funcionarios públicos, bomberos, cuerpos de rescate, policía, sanitarios y ejercito con el Rey a la cabeza, se merecen nuestro respeto, reconocimiento y agradecimiento. Cumpliendo con sus compromisos y obligaciones nos dan una lección de vida haciéndonos sentir orgullosos.

Pero muy por encima, fuera de lo normal, sin obligaciones, ni mandatos, surge espontáneamente el movimiento social, aparecen de la nada “los voluntarios”. Son los verdaderos héroes de esta cruel pesadilla, y sin duda, ellos serán los recordados durante décadas, ellos pasarán a la historia, de ellos alguien, algún día escribirá lo que ellos se merecen y quizás lo titule “Los Voluntarios, verdaderos héroes de la Dana de octubre de 2024 en España”, ojalá.

Me emociona ver esas imágenes donde riadas llenas de buenas personas, combaten a las riadas que las obras de ingeniería y la falta de ellas, no pudieron frenar.

Me emociona saber que vivo en un país repleto de sentimiento, solidaridad e inmensa bondad. Son “los Voluntarios” la definición que la RAE debería recoger de nuestra nación España, de su cultura y su historia, repleta de emocionantes y heroicos ejemplos de unión y fuerza a lo largo de los siglos. España, un pueblo que se crece y no duda en movilizarse cuando su vecino y su país lo necesita, nada es tan bonito, ni tan poderoso como un pueblo unido, nada.

Por todo ello, hoy más que nunca “Per a ofrenar noves glòries a Espanya, tots a una veu, germans, vingau”“Para ofrecer nuevas glorias a España, todos a la vez, hermanos, venid” tal y como proclama el emotivo y precioso himno valenciano.

“Los Voluntarios” a los que, con mis comillas, letra cursiva y negrita, pretendo dar personalidad e identidad propia, así lo interpretaron y son los “hermanos” a los que hemos de agradecer su inmensa bondad y sacrificio y honrar de por vida, para que otros aprendan, entiendan y asuman con humildad y verdadero servicio público la importancia que tienen las malas o tardías decisiones; no pasa nada por reconocerlo, al contrario, pienso en cuánto ganarían.

Gracias “Voluntarios” por hacerme llorar.