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Opinión del presidente: Mayo 2022

“Ilusión, trabajo y patriotismo”.

Veamos qué tenemos por aquí; me refiero a lo que rodea al mercado de la vivienda en este segundo trimestre.

Frente a los resultados del 2021 y comienzo de año, podemos resumir que los precios de la vivienda reducen su tendencia al alza en el 2%; sin embargo, los costes de construcción suben un 18%; caen las transacciones un 5%, tanto en vivienda nueva, como en segunda mano;sufrimos un incremento de la inflación; por lo que el Banco Central Europeo (BCE) anuncia que, antes de que termine el año 2022, tendremos que recalcular nuestras hipotecas al alza con un Euribor en positivo; los precios de la energía y combustibles en máximos históricos; también suben los precios de los bienes de consumo básico y alimentación, desembocando en una, más que evidente, minoración de la capacidad de ahorro de las familias españolas.

Soy consciente de que, si nos limitamos a entrelazar estos cabos, sin profundizar en ellos, sin intentar comprender y ordenar los motivos que los producen, así como sus consecuencias y posibles soluciones, no lograremos deshacer el bonito nudo que, con toda seguridad,tendremos entre las manos.

La pregunta es, ¿era normal, o positivo, que la vivienda hubiera subido en el año 21 un 4% y un 6,5% más, sólo en el primer trimestre del año 22?; ¿era normal que el precio del dinero alcanzara el -0,5%, manteniéndose en negativo durante más de 6 años?; ¿es normalque, de las casi 600.000 ventas de inmuebles del año 21, sólo 100.000 se correspondieran con viviendas de obra nueva?; ¿a qué se debe el enorme incremento de los costes de obra y consumo?; ¿por qué las familias ahorraron más en el 2020 y 2021?

Si somos capaces de justificar y analizar con objetividad estas cuestiones; bajo mi humilde opinión, creo que podríamos ver cómo, no todo es tan catastrofista, ni augura, obligatoriamente, una crisis económica con vientos de recesión.

Siempre he sido muy optimista;por eso considero que las familias españolas, a pesar de su menor capacidad de ahorro, dado que ya no están obligadas a cumplir un confinamiento y las duras limitaciones de movilidad, mantienen todavía una tasa de esfuerzo de entorno al 28% para adquirir su vivienda; no se puede hablar de una burbuja inmobiliaria, ya que las 100.000 viviendas que se producen, son sencillamente las que el mercado demanda y es capaz de absorber; las viviendas de segunda mano que se activan y adquieren los ahorradores ypequeños inversores, ofrecen una rentabilidad a las familias propietarias, en el escaso y tan necesario mercado de alquiler, de entorno al 4% frente a otros productos financieros mucho más inestables y difíciles de comprender; las hipotecas, a pesar de su revisión al alza, tras la subida del Euribor, la gran mayoría se pactaron en los últimos años, incluso las nuevas operaciones, a interés fijo; los precios de las viviendas subirán, sí, pero menos que la inflación; por todo ello, quiero creer y tengo la ilusión de que, si el Gobierno legisla, para evitar los incrementos del precio desmesurado de los combustibles y la energía, el mercado, las pymes y las familias españolas, volverán a creer en nuestro gran país, regulando los precios de la construcción, consumo básico y alimentación y a volverlo a hacer crecer con su ilusión, trabajo y patriotismo.