Cooperativa Nuevo Retiro El Cañaveral, premio Economía Social 2021 de FECOMA
06-07-2021
España 2050
16-07-2021

Opinión del presidente: Julio 2021

“Gracias Luis Enrique”.

Asturiano de 51 años, con fama de mal encarado y casi siempre mal humorado, personalmente debo reconocer que me encanta su forma de ser, su carácter y sobre todo, la manera que tiene de enfrentarse y plantarle cara a los retos, problemas y a los palos que te da la vida.

Luis Enrique Martínez García, representa y defiende la marca España, como nadie, y desde mi punto de vista, lo hace con la dignidad y valentía que requiere el maravilloso mandato y responsabilidad que asumió en este mismo mes de julio del año 18, cuando asumió dirigir a nuestra selección absoluta de futbol.

Con una dilatada carrera como futbolista, este centrocampista y a veces delantero, no era de los que, como hoy se tiran a la piscina y hacen la croqueta entre enormes alaridos y aspavientos de dolor por un manotazo sin importancia, al contrario, era capaz detrás haberle partido, literalmente, la nariz, continuar peleando y batallando en el campo con ese coraje y orgullo patrio que siempre le caracterizó en esta digna y brillante etapa.

Tanto fue así que, pocos saben que Pelé elaboró en 2004 una lista histórica de los mejores futbolistas del siglo XX y Luis Enrique fue incluido y reconocido en el FIFA 100.

Como seleccionador, pero sobre todo como persona comprometida con los objetivos que le fueron confiados, inculcó a sus jóvenes e inexpertos jugadores en asuntos de código y valores éticos y morales, los fundamentos que él siempre defendió, recalcando a sus jugadores que lo más importante es la honestidad en el trabajo y sobre todo, con uno mismo, tras haber dado e intentado todo por defender un fin común, un objetivo e interés general, por encima de sus propios y personales intereses, siendo lo más importante sentirse parte de un Equipo.

Luis Enrique es compromiso, fuerza y honestidad; sin estas capacidades no se explica que, tras once meses ausente para afrontar la peor prueba a la que te puede someter la vida, volviera para regalarnos a todos los españoles una Eurocopa como la que hemos vivido y disfrutado este verano.

El seleccionador, muy criticado al principio y muy alabado en su tramo final en lo estrictamente futbolístico por auténticos expertos en la materia, yo no quiero entrar en ello, pues me quedo con otras sensaciones y detalles que son los que a mí me importan de Luis Enrique, sin dejar de reconocer el magnífico papel y logro alcanzado por la selección habiendo disputado las semifinales, gracias en gran medida, y es justo reconocerlo, por un evidente espíritu de cooperación y colaboración derrochado por todos los técnicos, asesores y ayudantes que lo acompañan.

Pero yo me quedo con su auténtica y maravillosa naturalidad y cierta chulería para afrontar cada rueda de prensa en la que se abordaba, con mala baba, cada uno de los diferentes escenarios que nos ha dejado los preliminares y desarrollo de esta Eurocopa, me quedo con su optimismo indestructible, me quedo con su plan de trabajo incorruptible, me quedo con su manera de hablar a los jugadores y su manera de apoyarles, mirarles a los ojos y sonreírles, como si quisiera decirles en todo momento; “a disfrutar, es tu momento, no lo desaproveches”; me quedo con su humanidad con los chavales y con ese español que ama y siente los símbolos de nuestra nación, haciéndonos sentir orgullosos de formar parte de ella.

Sí, me quedo con sus valores, tan afines a los del cooperativismo, su pasión por el trabajo en equipo, su optimismo invencible, sus ganas de hacer bien las cosas, de ganar juntos, del bien común. Me quedo con él, nos quedamos con él, con ese espíritu de cooperación y colaboración que derrocha y comparte con todos, y tantos otros valores que compartimos.

Gracias Luis Enrique.