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“La tormenta perfecta”.

Aún a riesgo de que me tachéis de ser muy predecible y acomodaticio, mantendré mi costumbre y como en años anteriores, dedicaré mi columna de diciembre a analizar el año saliente, dejando caer, lo que espero del entrante, o lo que me gustaría que nos deparase, en este caso, el 2023.

Titulaba mi columna del año pasado por estas fechas “Deseando vivir el 2022”augurando, a pesar de los problemas que se cernían sobre nuestro debilitado sistema productivo e improvisada estructura económica, que sería un año ilusionante, lleno de oportunidades aupadas por la imperante demanda y consumo de nuestra sociedad.

Un panorama muy alentador que, por desgracia, era “demasiado bonito, para ser verdad”.

El animado, anunciado y esperado consumo, se vio frenado, desde primeros de año, por un incremento imparable de los costes de la energía eléctrica, gas, gasóleo y gasolina, perjudicando aún más los costes de producción de nuestras valientes fábricas, ya muy tocadas en el 2021 por el impacto del COVID a lo largo del 2020. Estos sobre costes energéticos, influyen también en el pequeño y mediano comercio, paralizando la creación de nuevos puestos de trabajo e incrementando el precio de los artículos que ofertan, muchos de ellos de primera necesidad, como el pan.

Sin distinción, y aunque con una incidencia prorrateada pero inevitable, solo ralentizada por el plazo de renovación de sus contratos de suministro, el desmesurado precio del gas y la luz también alcanzó al consumo y gasto doméstico con índices y valores al alza que batían su propio récord día tras día y que el telediario se encargaba de anunciarlo y advertirlo con enormes cifras que ocupaban toda la pantalla.

También se cumplía la despedida de los bajísimos e inusuales precios del valor del dinero, tras habernos acostumbrado a lo bueno, es decir, a índices negativos, debíamos recalcular las hipotecas que estuvieran sujetas a condiciones variables.

Aun así, quedaba por venir una amenaza mucho mayor, y que por increíble, injustificada e ilógica que pareciera, el 24 de febrero se cumplía cuando Rusia iniciaba la invasión al país vecino de Ucrania. Sí, como si se tratara de una pesadilla, daba comienzo a una guerra en el centro de Europa.

Y aunque la guerra es manifiestamente posterior a todo lo descrito anteriormente, es decir, no tiene la culpa de todo lo que estaba pasando, viene como anillo al dedo, aplicar el título de esa gran película del 2000 dirigida magistralmente por Wolfgang Petersen y protagonizada por un maravilloso reparto, en su papel principal George Clooney, donde un cúmulo de desgraciadas coincidencias genera “La tormenta perfecta” en un punto y momento concreto.

Sin poder aplicar aquello de “tras la tormenta viene la calma” y como un manto negro que parece cubrirlo todo, emerge la inevitable y sombría inflación que, el Banco Central Europeo combate subiendo los tipos de interés para frenar, aún más, el poder adquisitivo del ciudadano y por si le quedaba algo, desalentar su ánimo y capacidad de consumo.

En fin…, yo titulaba mi columna de diciembre de 2021 “Deseando vivir el 2022” convencido que vendría cargado de emociones y doy fe que así ha sido, pero reconozco que no de las que yo me esperaba.

Como siempre he sido una persona positiva, que confía enormemente en la solidaridad y capacidad de recuperación de nuestra sociedad y país, ahora viene lo que espero del 2023. Sin duda una mejora de todo el escenario anterior; ha de finalizar la guerra, llegando con ello la reconstrucción de un país hermano que necesitará de la sensibilidad y profesionalidad de nuestro Sector líder mundial en la Construcción; ya se están corrigiendo, pero bajarán y se ajustarán los costes energéticos, con ello vendrá la creación de nuevas empresas, se paralizará la destrucción de las ya existentes e inevitablemente se regenerará el empleo y se revitalizaran el consumo y la demanda, venciendo a la inflación; las entidades financieras serán sensibles también a estas circunstancias y el Banco Central Europeo dará una tregua a las hipotecas de los españoles, el país con el índice mayor de Europa de viviendas en régimen de propiedad.

Queridos amigos, para felicidad de todos los españoles lo veremos y en diciembre de 2023, lo resumiré, y a todos ellos y a los que todavía tenéis el valor y gesto de leerme, hoy os deseo, de todo corazón, una< Feliz Navidad y próspero, esta vez sí, ¡¡próspero, año 2023!!.