¿Ni siquiera ahora?
Por primera vez en los últimos cinco años, el precio de la vivienda en España sufre un descenso interanual pudiendo poner como ejemplo las caídas de casi el 6% en Madrid y del 4% en Barcelona, pero es una realidad que se puede encontrar en todas las capitales de provincia y en el mercado inmobiliario en general.
Si tenemos en cuenta que estos índices determinan de manera muy testada e incontestable la salud económica de nuestro sistema productivo, ya que la construcción de la vivienda, uno de los dos grandes motores de estabilidad y creación de empleo en España, junto al turismo, depende directamente del número de transacciones, podemos vaticinar sin ningún género de dudas que, esta caída libre del precio se debe a su equivalente en número operaciones y con ello la paralización del proceso, al alza en los últimos años, de la creación de puestos de trabajo y una inmediata corriente de su inevitable destrucción.
La incertidumbre y la inseguridad laboral son, sin duda, la causa de este fenómeno, que a su vez produce la paralización del consumo y ésta la de la producción, circunstancias generadas en un breve, constante e intenso periodo de tiempo que las empresas españolas no estaban preparadas para soportar.
En medio de esta terrible crisis Sanitaria, Económica, y si no trabajamos para luchar contra ella, me atrevería a decir que Humanitaria, la España Política se encuentra en una batalla campal en la que estos “Grupos” se esfuerzan en sacar unos y tumbar otros, los Presupuestos del Estado, también les quedan fuerzas y arsenal para batirse en el frente de las Medidas de Restricción Sanitarias, unos para aplicarlas, otros para recurrirlas, sin olvidarnos del desgaste de medios y trabajo que consumen las medidas populistas de todas las partes en procedimientos judiciales costosísimos en la búsqueda de culpables, vencedores o vencidos de asuntos del pasado lejano, o no tanto, pero que hoy a casi nadie importa, todo ello con altísimo grado de enfrentamiento, inquina en muchos casos y si se puede, bloqueo, como el gran logro o premio al ganador, ¡menudo premio!
Esta falta de criterio e incapacidad para declarar el “Alto el Fuego”, algún día se recordará y documentará como un gran acto y gesto de irresponsabilidad, de falta de sensibilidad y de absoluta necedad que servirá de ejemplo, para vergüenza de muchos de nuestros responsables políticos y de las de sus valiosos y bien pagados asesores, como la etapa más vergonzante e impúdica de nuestra historia moderna, incapaces de cooperar y colaborar contra un enemigo extranjero y microscópico que amenaza a todos por igual, verdes, rojos, azules, naranjas, morados, pero sobre todo a los de color carne, la carne y la piel de todos los españoles.
¿De verdad, es tan difícil escuchar, colaborar y cooperar?, ¿ni siquiera ahora?