“en esta Columna de Opinión, no opinaré”.
Es muy frustrante reconocer que nose me da nada bien vaticinar, es más, creo que, por mi natural predisposición a ver el lado positivo de los acontecimientos y sus futuras,o posibles consecuencias, soy bastante malo cuando lo intento.
Al releer como despedía mi Columna del año pasado, incluso la del anterior por estas fechas, me doy cuenta de ello y asumo mi fracaso, dados los pocos aciertos de aquellas palabras, que hoy evidenciany dejan al descubierto cuales eran mis ilusiones y deseos por aquel entonces, pero que nada tenían que ver con un análisis profundo, realista y mucho menos fundamentado, visto la evolución de los episodios descritos;en fin…, pido disculpas.
Si bien, a lo largo del año 2023 se han regularizado y moderado los costes de energía y combustible, creo que es de las pocas cosas que acerté, ya que, lo que respecta al valor del dinero revisado por el Banco Central Europeo, a la inflación y a la reducción del poder adquisitivo o merma en la capacidad de ahorro del ciudadano,han continuado aumentando paulatina y preocupantemente.
Tampoco finalizó la injustificada guerra de Rusia contra Ucrania, es más, vamos para dos años y, además, hemos tenido que asistir y sufrir atónitos a un nuevo desastre humanitario con el inicio de otro gran y desalentador conflicto bélico entre el Estado de Israel y el Estado Palestino, provocado por la organización terrorista de Hamás.
En un intento de recuperar el aliento, os hablo ahora de los costes de la construcción. No se han estabilizado, sino que siguieron subiendo durante todo el año, y, por si fuera poco, los bancos, cajas y cooperativas de crédito han reducido sus operaciones hipotecarias y endurecido las condiciones de su financiación a la promoción inmobiliaria, en especial a la vivienda protegida.
A ello le sumamos la inestabilidad política que ha sufrido nuestro país durante nueve meses del año. Nos referimos a la ralentización e incluso paralización de las tomas de decisión y avance legislativo,casi, en todo el territorio nacional debido a la convocatoria ycelebración de elecciones autonómicas y locales el 28 de mayo. Su impactante resultado dio lugar a la formación de nuevos Equipos de Gobierno en muchas de estas administraciones,con la sorprendente y casi desaparición de algunas de las siglas y alianzas políticas con más relevancia y protagonismo en los últimos años. Ello supuso el adelanto electoral de los comicios nacionales al 23 de julio, fecha que pilló a todo el mundo por sorpresa, dado el periodo estival, y con un resultado tan ajustado que no permitiría investir al presidente del Gobierno en casi cuatro meses después. Así sería el 16 de noviembre, por lo que hasta diciembreno hemos podido contactar con los nuevos responsables públicos que han asumido las responsabilidades de los nuevos Ministerios, como en el caso particular al que a nosotros más nos vincula, el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, por cierto, gran avance y noticia, me refiero a la de su creación especifica;¡ya era hora!
En definitiva, y en lo que concierne a España, no creo que haya sido un año positivo, habiendo sufrido el impacto de políticas y sucesos internacionales que, debido a nuestra dependencia y fragilidad económica no han permitido que nuestros índices de crecimiento hayan cumplido con las expectativas que yo vaticinaba. Tampoco lo ha hecho posible todo lo mencionado dentro de nuestras fronteras, aunque debo reconocer que lo que nunca decepciona es la capacidad del pueblo español a superar y resistir todo tipo de crisis.
Por todo ello, este año, en esta Columna de Opinión, no opinaré sobre lo que creo que nos deparará el año 2024, con toda humildad, pero con la misma ilusión y esperanza de siempre, me limitaré a desearos a todos una Feliz Navidad y un próspero año 2024.